sábado, 12 de enero de 2013

Sergio Lagos: "Es terrible que no haya más diversidad en TV"


 Sentado en su estudio de grabación, en la planta baja de su productora, Sergio Lagos se nota entusiasmado. Los últimos días han sido ajetreados, entre una errática agenda de grabación de Mundos opuestos 2 -como suele ocurrir al principio de los realities shows- y la espera de su segundo hijo, una niña que se llamará Celeste y que nacerá los primeros días de febrero. Pero con otro largo día en el set de Pirque por delante, no pierde la sonrisa y analiza su momento profesional y el nuevo programa que animará, que debuta mañana en Canal 13, con concursantes como Mauricio Israel y Claudia Schmitd en el encierro.

El equipo de Mundos opuestos, con el que siempre ha trabajado, solía ser reacio a las segundas partes. ¿Por qué ahora sí?

Mundos opuestos es un tipo de reality que aún no se duplica muchísimo. Todavía hay un giro. Tal vez, al equipo -y me incluyo- no se nos ha ocurrido nada mejor. Surge la necesidad, porque el tiempo apremia. Estos programas antes duraban tres meses y ahora son seis. Los equipos quedan tan desgastados que se van dos meses de viaje, vuelven y ya están pensando en cómo hacerlo de nuevo. La versión más clara, creo, es que el canal vio en Mundos Opuestos un suceso. Caballo bueno repite.

¿Tuvo duda de mantenerse haciendo realities shows?

No. Ahora las posibilidades de acción dentro del canal están más restringidas. Hay muchos menos espacios posibles para hacer tele. Entonces, más que cuestionando, estoy agradeciendo la posibilidad de hacer cosas, porque la pantalla hoy en día está muy cerrada. Sobre todo en un canal que tiene dos realities al hilo. En general, uno no puede decir “esto no”, porque es “lo” que vas a hacer en el año.

¿Siente que está subutilizado, porque su rol en los programas está reducido a nexos?

Si me sintiera subutilizado en un estado crítico, me preocuparía de resolverlo. Si no es por el camino formal, lo haría por el informal. Sé que manejo un rol, pero lo hago de la mejor manera posible y trato de imprimir un sello o una característica. De todas formas, me he dado más tiempos personales o para otros espacios de mi vida que no son tan públicos o no tienen una esfera tan amplia. Entonces, estoy tranquilo en ese aspecto.

Porque usted siempre ha sido un animador, más que conductor, y también tiene un discurso, otras vetas que le gusta explorar.

Esa es una deuda que tengo, pero también es cierto que me encerré a hacer discos. Me ha parecido mucho más interesante estar girando con la banda por todo Chile. Ahora tengo el canal, mi trabajo creativo con la música y a mi familia. Con eso ya quedo bien. Si sé que en algún minuto va a aparecer ese programa, y siempre estoy pensando en hacerlo.

Dentro del reality, le gustaría tomar un papel más protagónico, volver, tal vez, a lo que hacía en Protagonistas de la fama?

No. Antes los conductores tenían cierta importancia en los realities. Hoy en día, sin desmerecer lo que hago, podría perfectamente no estar. A mí no me parece mal, porque sé que el protagonismo lo tienen los personajes, ellos son los que llevan la historia y efectivamente son los que están ahí viviendo. Uno va de paso, a acompañarlos un rato. Podría acercarme a la cosa más humana, tal vez. Pero sería lo mismo, porque finalmente no voy a producir un giro. No voy a ponerme a pololear con nadie. Los giros son esos: quién pololea, quién no. El género ha evolucionado. Nosotros somos el relator o una especie de coro griego. Está bien, luego vendrá otro programa en que me requieran con otras necesidades o necesitaré hacer un programa de radio o de música.

¿Qué le parece la opción de Canal 13 por programar realities todo el año y de manera continua?

Calza desde la lógica competitiva de los canales de hoy en día, que tiene que ver con el rating y la necesidad comercial. Aquí nadie está jugando y todos quieren ganar plata. La letra gruesa es esa. Tengo la sensación de que esta administración quiere posicionarse como un equipo potente en el ejercicio y en la manera de rentabilizar el negocio. De buena fe, creo que cuando se sientan cómodos en el liderazgo, van a volver a arriesgar. Insisto en que un canal no sólo debe ser líder ganando en los puntos. También tiene que ganar en abrir la pantalla. Me encantaría que hubiera una programación mucho más diversa, pero las leyes del mercado competitivo a veces son mucho más feroces que los gustos individuales o personales.

¿Y eso lo frustra?


Sí, claro. Por un lado, es bien terrible que no haya más diversidad en TV, pero por otro, es cierto que hoy en día la gente tiene otras posibilidades: teléfonos, el computador, el cable, los otros canales. Crecí viendo un canal. Era terrible, pero sobrevivimos. Desde el fuero interno comunicacional, creo que algo debe pasar. Tengo la esperanza de que esto va a ir cambiando y que van a aparecer otras cosas.

¿Presentó proyectos al canal que fueron rechazados?

En 2012 no. Ese año fui cauto, porque entiendo que el canal está un proceso de consolidación de una forma de hacer televisión. Entonces, he estado más quieto. Hay proyecto en el que íbamos a entrar a trabajar este mes y se quedó detenido. Entonces, si las propias áreas están con atascamientos de contenidos, es poco probable que mis proyectos puedan funcionar en televisión abierta. Creo que el cable está dispuesto para todo.

¿Echa de menos tener más espacio para otras cosas?

Hay programas como Acoso textual o ¿Quién quiere ser millonario? que son franjeados y con público y te permiten conversaciones y otro tipo de interacción. Si bien los he echado de menos, vuelvo a insistir en que los primeros siete u ocho meses del año pasado fueron súper intensos. Pero la televisión es muy adictiva, no sólo para quien la hace, sino también para la gente. Estuve hasta septiembre al aire, y en diciembre todo el mundo decía “lo despidieron”. Y yo decía: “¡pero si estuve hasta el 20 de septiembre en pantalla!”. Los animadores suelen estar en pantalla todos los días, todo el día y todo el tiempo posible.

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